Polinotas


Una revolución imparable by torrijos

Una revolución imparable

 

VICENTE TORRIJOS R.

 

El presidente Correa, del Ecuador, siempre tuvo la razón al sostener que la suya es “una revolución a la que nada, ni nadie, podrá detener”.

 

Ha atentado contra la inversión extranjera, ha expropiado medios de comunicación que nunca puso en venta pero sí puso a su servicio, ha hecho y deshecho con el dinero del petróleo, y ha amparado al terrorismo de las Farc, pero ha sido elegido en franca lid.

 

Controló la Constituyente, ha amenazado con cerrar el Congreso si no la desarrolla a su acomodo y se ha convertido en promotor de la madre de todas las revoluciones, la revolución bolivariana, pero ha sido elegido en franca lid.

 

A mucha gente le puede disgustar la reelección de Correa, que es apenas la antesala de otra, u otras, pero ha derrotado a una oposición estática, adormecida, desunida y poco creativa.

 

Ni Lucio Gutiérrez, ni Álvaro Noboa, pudieron hacer valer argumentos como el cese de la dependencia y la complicidad con Hugo Chávez, el necesario restablecimiento de las relaciones con Colombia, o la imperiosa lucha contra el terrorismo de las Farc.

 

Por el contrario, muchos ecuatorianos validaron la tesis presidencial de que en su país “las relaciones con las Farc no son delito” y se solazaron con la entrevista de Rodrigo Granda, el cabecilla de las Farc, que, dándole una mano a Correa, apareció diciendo que él se entrevistó personalmente con Lucio Gutiérrez al menos en dos ocasiones.

 

Y como el mal de muchos es consuelo de tontos, el presidente Correa se sintió con las manos absolutamente libres para emplear todos los medios estatales a su alcance con el fin de permanecer en el poder sin que los observadores de la Oea pudieran ir mucho más allá de contemplar el espectáculo (del mismo modo en que contemplan cómo el poder real en la frontera norte ecuatoriana son las Farc).

 

Muchos aspiran a que una vez en el poder, Correa deje de inflamar el nacionalismo genético entre sus votantes y se dedique, responsablemente, a reconstruir las relaciones diplomáticas con el gobierno colombiano.

 

Y aunque semejante conducta podría prosperar, puesto que, al fin y al cabo, es eso lo que hemos venido induciendo en el manejo de las relaciones con Caracas, el presidente Correa puede estar seguro, desde ahora, de que así como su revolución es imparable, y que la voluntad del pueblo ecuatoriano será, a pesar de todo, plenamente respetada, Colombia nunca renunciará a su derecho de luchar contra el terrorismo, donde quiera que se oculte o con quien quiera que se escude.   +++

 

 

 



Capitán Richard Phillips by torrijos
abril 20, 2009, 11:47 am
Filed under: Ciencia Política y Gobierno, Relaciones Internacionales

Capitán Richard Phillips

VICENTE TORRIJOS R.

Miércoles Santo. La tripulación del carguero norteamericano ‘Alabama’ permanece atenta mientras transitan por las aguas del cuerno africano, frente a la costa somalí.

Muchos buques han sido secuestrados en el área a lo largo del último año. Las aguas están infestadas de bandas criminales cada vez más activas y mejor equipadas con el dinero recibido de gobiernos pusilánimes que han preferido la negociación al enfrentamiento.

De repente, ellos ven cómo sus temores más profundos se convierten en realidad. Son asaltados por un grupo de piratas que no sobrepasan los 20 años de edad.

Crueles, sanguinarios, conectados también con organizaciones extremistas islámicas como los Shebab, y Al Qaeda, estos maleantes no se andan con rodeos y han obligado al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas a crear una fuerza especial de navíos que hoy transita el Golfo de Adén tratando de ponerle fin a una de las principales amenazas para la libre navegación en el mundo.

Pero el capitán del barco, Mark Phillips, poseedor de una notable inteligencia social, se las ingenia para romper el discurso violento y perverso de los piratas que son controlados desde tierra por jefes tribales que han logrado someter a su voluntad a grandes empresas y gobiernos de poderosos países.

Encierra a los veinte tripulantes en un cuarto hermético y se ofrece como rehén para que los excitados asaltantes dejen seguir al barco, cargado, además, con ayuda humanitaria para las comunidades deprimidas del área.

Los piratas acceden y cuatro de ellos se llevan a Phillips en una lancha rápida pero, rodeados como están por formidables buques de guerra norteamericanos, agotan el combustible quedando a la deriva en mar abierto.

El presidente Obama guarda silencio y delega el delicadísimo caso en su vicepresidente Biden. El jefe tribal de los piratas, el integrista Abdi Garad, cree que está logrando su cometido y que la Casa Blanca accederá a pagar una elevadísima suma de dólares.

Pero no hay tal negociación. El domingo de Resurrección, y a pesar del intenso oleaje, los comandos norteamericanos se las ingenian para disparar con espectacular precisión dando de baja a los malvados.

Dicho de otro modo, el capitán Richard Phillips ha logrado darle un giro radical a la forma de enfrentar a los piratas, a los terroristas, a los criminales. Hastiados de negociar con ellos, el gobierno francés también ordenaba, simultáneamente, un impecable rescate de los rehenes de la embarcación ‘Tanit’.

Nada de diálogos inútiles. Nada de salidas negociadas. Nada de pago de rescates. Ahora, los piratas están siendo sometidos por la fuerza. O negocian su rendición definitiva, o sus organizaciones criminales desaparecerán para siempre. +++



¿Izquierda carnívora ? by torrijos

¿Izquierda carnívora ?

 

VICENTE TORRIJOS R.

 

Ha dicho el nuevo presidente salvadoreño, Mauricio Funes, que la simple diferencia entre izquierda y derecha no permite entender la complejidad de la sociedad latinoamericana actual.

 

En eso tiene toda la razón, pero también es cierto que la diferencia ayuda.  Y ayuda mucho, sobre todo a la hora de precisar qué tendencias exhibe o piensa mantener un gobierno como el suyo frente a ciertos fenómenos disfuncionales en el continente.

 

Dicho de otro modo, al ser un antiguo guerrillero del Frente Farabundo Martí, es apenas natural que, como él mismo dice, a cada paso le pregunten a qué tipo de izquierda pertenece.

 

Y como al fragor de la campaña, en muchos carteles diseñados por sus adversarios él aparecía muy sonriente y complacido en fraternal abrazo con el presidente Hugo Chávez, mucha gente quisiera saber qué tan cerca o tan lejos está de la revolución bolivariana.

 

En sus propias palabras, que son deliberadamente específicas, “siempre me preguntan si soy de la izquierda light, de la izquierda vegetariana, o de la izquierda radical, o sea … de la carnívora”.

 

Ironías o no, lo cierto es que Funes responde a tal pregunta apelando al típico equilibrio ecológico y nutricional en virtud del cual “no permitirá que Venezuela meta un solo dedo en la política doméstica de El Salvador”, pero, manteniendo, en todo caso, “las mejores relaciones con Chávez, Morales y Ortega”.

 

Tan habilidoso ejercicio de malabarismo diplomático se completa cuando expresa que también se entenderá de la mejor manera con la izquierda vegetariana, es decir, con Kirchner, Lula, Bachellet, y hasta con Obama (¿izquierdista light ?), a quien ha elogiado por los cambios que está emprendiendo y por atender a las demandas de los países de América Latina.

 

En pocas palabras, Funes está tratando, como Lugo, en Paraguay, o Zelaya, en Honduras, de no pisar muy fuerte en las arenas movedizas.  Seguramente, le pondrá suficientes barricadas a Hugo Chávez para que no se entrometa en sus asuntos, pero ¿qué tanto le secundará en sus aventuras expansionistas, y en la promoción del terrorismo de las Farc ?

 

A la larga, Funes tendrá que tomar partido frente a ese terrorismo y sus  portavoces.  Sólo en ese momento sabremos si le gusta más el aspartame, las verduras al vapor, o el tejido adiposo de las costillas de cerdo.   +++



Lenin, Mao y Raúl by torrijos

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Lenin, Mao y Raúl

VICENTE TORRIJOS R.

Cuando usted llega a la Plaza Roja de Moscú, en las murallas del Kremlin encuentra el mausoleo del líder de la revolución rusa, Vladimir Ilich Lenin, muerto en 1924. Cuando usted llega a la Plaza Tian an men, en Pekín, encuentra el mausoleo del líder de la revolución china, Mao Tse Tung, muerto en 1976. En cambio, usted no puede encontrar en ninguna parte del mundo el mausoleo de Raúl Reyes. El mausoleo de Lenin no es tan imponente como el de Mao, pero tiene ese aire de opulencia, propio de los imperios. En semejante tarea se enfrascaron los mejores arquitectos del régimen : Shchusev, Frantsuz, Yakovlev y Tomsky ; y de embalsamarlo se ocuparon los más distinguidos patólogos del mismo régimen, encabezados por Alexei Abrikosovun. En cambio, de Raúl Reyes e Iván Ríos no se ha ocupado nadie, nadie sabe dónde lo tienen, quién se lo llevó finalmente, y en qué condiciones reposa. Las Farc están muy angustiadas por eso. Saben perfectamente que rendir culto a los héroes de la revolución es parte esencial de la guerra prolongada, sobre todo cuando ellos empiezan a caer uno tras otro y quienes los reemplazan están a años luz del carisma y la frialdad dolosa de los desaparecidos en la lucha. En cierta forma, el presidente Chávez ya se ha ocupado del culto a la personalidad que se le debe tributar a Tirofijo, accediendo, gentil y provocadoramente, a la construcción de una estatua en su honor que, por cierto, no se parece en nada al faraónico recinto leninista (inspirado en la pirámide de Zóser y la tumba de Ciro el Grande), pero en algo ayuda a la causa continental bolivariana. Así que Piedad Córdoba y su núcleo de activistas van a tener que hacer ahora un esfuerzo forense, legal y sentimental enorme para lograr el objetivo final de santificar al camarada. Tarea ardua y difícil, hay que reconocerlo, sobre todo porque nunca se sabe cuál es la suerte ideológica que, a lo largo del tiempo, pueden correr los cadáveres idolatrados . Valga recordar que, inicialmente, Lenin y Stalin yacían juntos, pero, luego, con el furibundo proceso de desestalinización, sólo Lenin conservó el honor de permanecer en la Plaza Roja y a Yosif lo mandaron a dormir a las afueras de las murallas, en un lugar del cual nadie, absolutamente nadie quiere acordarse. +++